Formamos personas capaces de cambiar el mundo. Las metodologías, los espacios, las experiencias que proponemos, los modelos de convivencia que propiciamos tienen como finalidad que nuestros chicos y chicas logren ese objetivo de transformar la sociedad.
Son personas en proceso constante de autoconocimiento, responsables, libres, autónomas y emocionalmente
Son sujetos de encuentro, abiertos y acogedores, que se relacionan de forma pacífica y constructiva, que miran a los demás con aprecio y respeto, y que tienen capacidad de escucha.
Son protagonistas de su aprendizaje, competentes en muchos ámbitos, saben trabajar en equipo, son creativos, activos y reflexivos.
Son transformadores sociales, sensibles y comprometidos con la sostenibilidad del planeta, con espíritu crítico y ético, proactivos e inclusivos.
Son creyentes teresianos, que cultivan su interioridad, abiertos a la trascendencia y a la relación con Dios, en búsqueda vocacional, con valores teresianos -autenticidad, alegría, osadía, agradecimiento…-, se sienten parte de la familia teresiana y celebran su fe.
